I am Zlatan Ibrahimovic

En el PSG solo hay un líder”. Zlatan Ibrahimovic marcando su territorio ante los rumores de traspaso de Cristiano Ronaldo al club francés. No sorprenden esas declaraciones. No, si has leído su biografía: Soy Zlatan Ibrahimovic, Corner, 2015*. El autor es David Lagercrantz. Para quien no lo conozca, basta un dato: ha escrito Lo que no te mata te hace más fuerte (Destino, 2015) y la cuarta parte de la serie “Millenium”, el best seller de misterio protagonizado por Lisbeth Salander.

La biografía de Zlatan es muy interesante. Te ayuda a comprender a la persona y al personaje. En él se evidencia que es puro carácter. Lo ha demostrado siempre. Incluso cuando empezaba a jugar a fútbol. Le daba igual que los padres de sus compañeros y contrincantes le criticaran por no pasar la pelota y pidieran al entrenador que no lo alineara. Él seguía con su estilo de juego, y sus peleas con contrarios y compañeros; no cambió. Y lo mismo sucedió en el Malmö FF, donde consiguió lo que se proponía: ser traspasado por una suma récord. Traspaso que fue muy beneficioso para el club. Pero no para el jugador. Y todavía no lo ha perdonado.

Su paso por el Ajax fue fugaz. No encajó en este equipo, descrito como un mero escaparate para la promoción de futbolistas. Sin embargo, conoció a Helena, su esposa en la actualidad. Luego recaló en la Juventus. En la Vecchia Signora alcanzó la gloria (dos ligas). Hasta que estalló el Moggi-gate. En el Inter de Milán coincidió con el polémico José Mourinho y fue el máximo goleador de la liga italiana. Ganó dos Scudetti. Fichó por el Barcelona y colisionó con el filósofo Guardiola. Lo que no le impidió ganar varios trofeos; entre ellos una Liga. Luego, vuelta a Italia: AC Milán. Gana un Scudetto. Y así termina la biografía, con el anuncio de “Continuará…” Actualmente juega en el Paris Saint-Germain.

Otra prueba de su carácter es su relación de filias y fobias. Dice mucho del goleador sueco el hecho de que uno de sus ídolos sea Muhammad Ali (“¡Qué leyenda! Hacía las cosas a su manera”), que su representante sea Mino Raiola (“En realidad el tipo no era un mafioso. Sólo que parecía y actuaba como uno de ellos”) y que estuviera encantado bajo las órdenes de Capello y Mourinho. Define al primero recordando una frase suya: “No pides que te respeten. Te haces respetar”. Por el segundo “daría la vida”.

La lista de fobias no queda atrás. ¿Les suenan los nombres de Van der Vaart, Van Gaal y Guardiola? Coincidió con los dos primeros en el Ajax. Como en las películas del Far West, este equipo era demasiado pequeño para el centrocampista holandés y el delantero sueco. No fue mejor la relación con el actual entrenador del Manchester United, al que apoda “culo pomposo”. ¿Y Herr Guardiola? Lo más suave que dice de él es que carece de carisma y autoridad.

Y si quieren una tercera evidencia, su paso por el Barça. Aunque llegó tremendamente ilusionado, desde el principio entendió que le iba a costar encajar. No era como Xavi, Iniesta o Messi, unos colegiales que agachan la cabeza ante el entrenador. No. Zlatan no es de esos (“En lugar de ser yo mismo, estaba intentando ser un súper buen chico, y eso era estúpido”). Prefiere a los que se saltan los semáforos en rojo. Un jugador diferente que necesita estar enfurecido para jugar bien. Y cuanta más ira, mejor. Que se lo digan a los daneses, que querían retirar a Ibrahimovic y fue él quien jubiló a todo un país.

En fin, así es Zlatan. Genio y figura. Adicto a los videojuegos, a los tatuajes y a la velocidad. Un gran jugador, que ha marcado goles fabulosos. Y ha tenido enfrentamientos salvajes con los contrarios. Le amas o le odias. Pero no deja indiferente. Le da igual que le silben o critiquen. “Sólo Dios puede juzgarme” reza uno de sus tatuajes.

Pero el libro ofrece mucho más. Ayuda a comprender la dureza del trabajo de entrenador. ¿Se imaginan lo que debe ser dirigir al delantero sueco? ¿En un equipo con otro jugador al que se considera mejor que él? El entrenador no sólo deberá tener mucha mano izquierda, sino carácter. Y mucho. Deberá hablar con el delantero sueco y convencerle de su planteamiento. Si lo consigue, tendrá a un magnífico guerrero a sus órdenes, dispuesto a todo. Porque otra característica del jugador del PSG es la nobleza. Va siempre de cara, aunque se la rompan. Pero pide respeto y comunicación. De ahí los problemas que tuvo en el Barcelona…

Soy Zlatan Ibrahimovic es también un manual de fichajes. En él se explican las técnicas utilizadas por el jugador y su representante para conseguir el máximo beneficio. ¿Se imaginan la cara de Sandro Rosell cuando se enteró de que Zlatan sólo estaba dispuesto a dejar del Barcelona para irse al Real Madrid? Pues eso.
  
* Las citas son traducciones al español de la versión inglesa del libro. Los errores que pueda haber son exclusivamente míos.
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