Ayer se cumplieron diez años del debut de Leo Messi con el F.C.Barcelona. El extécnico culé Frank Rikjaard decidió que Deco abandonara el terreno de juego para dar entrada a un jovencísimo Leo, que esperaba ansioso en el banquillo poder debutar con el primer equipo del Barça. El jugador argentino llevaba años soñando con ese momento y al fin vería cumplido su sueño. Ese día, todo el club, tanto directivos, como entrenadores, socios y aficionados observaron con mucha atención al joven jugador. Y es que todos sabían que ese chico, blanco y raquítico que esperaba en la banda para entrar en el terreno de juego, tenía la calidad suficiente como para marcar una época en el Barça.
Hacía años que en el club culé se miraba con lupa lo que hacía Leo, su progresión en el Barça era meteórica y había ido quemando etapas como ningún jugador lo había hecho hasta entonces. Cuando llegó al Barça B aún tenía edad de juvenil, sin embargo tardó muy poco en convertirse en el referente del equipo. En el club nadie dudaba de que ese chico tenía algo, aunque nadie imaginaba que marcaría un antes y un después en la historia del F.C.Barcelona.
Por aquel entonces aún existía el temor de que el chico que prometía tanto se quedará en una promesa y nunca llegará a demostrar en el primer equipo lo que había conseguido en las categorías inferiores. Por suerte para el Barça, el chico tímido y de pocas palabras que sólo era feliz con una pelota en los pies, resultó ser mucho mejor de lo que todos esperaban. No es que fuera bueno, es que era distinto, mágico, único.
Cuando Messi aún era joven y estaba en la Masía, el Barça hizo un anuncio para promocionar su cantera en el que un joven Leo decía a la cámara:"Recuerda mi nombre, Leo Messi". Hoy, más de diez años después, todo aquél al que le guste el fútbol ya no lo podrá olvidar jamás. Gracias por tanto Leo.
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