La Champions se calienta


Esta semana ha vuelto la Champions League, una competición con un carisma especial y distinto al resto de competiciones. La Champions es un torneo que tiene la virtud de situar a cada club en el lugar que le corresponde y consigue sacar a relucir lo mejor y lo peor de cada equipo. Y es que las ligas nacionales nos dan una aproximación del nivel que tiene cada equipo, pero sólo cuando se enfrentan entre sí los mejores clubes de Europa podemos comprobar en qué lugar se encuentra cada uno.

En esta segunda jornada, los equipos españoles demostraron que todavía les queda un largo camino por recorrer si quieren llegar al nivel que se espera de ellos. Tan sólo el Real Madrid y el Atlético de Madrid consiguieron ganar sus partidos, mientras Barça y Athletic de Bilbao sucumbieron ante rivales que a priori parecían inferiores.



Curioso caso el del Athletic de Bilbao, parecía que el equipo de Valverde mantendría su gran nivel de la temporada anterior después de eliminar al Nápoles de Rafa Benítez en la previa de la Champions League. Sin embargo, desde esa eliminatoria se ha ido desinflando como un globo hasta quedarse sin aire el martes en Borisov. Nadie entiende qué le pasa al Athletic, en menos de un mes ha perdido el físico, el orden defensivo, la fluidez en ataque y la virtud de jugar al fútbol. Valverde tiene mucho trabajo por delante y el Athletic tiene prisa por empezar a sumar puntos en una Champions dónde ya está más fuera que dentro.

El otro partido del martes que involucraba a un equipo de la Liga BBVA se jugó en el Parque de los Príncipes. El Barcelona llegaba como claro favorito dado que el PSG jugaba sin Ibra, Lavezzi ni Thiago Silva. Pero el conjunto francés demostró que en la Champions League no hay que menospreciar a ningún equipo, aunque le falten sus principales estrellas. Laurent Blanc explotó las dos carencias principales del Barcelona: el contraataque y el juego aéreo. Van cambiando los entrenadores pero los males del Barça siguen siendo los mismos.  En ataque tan sólo Neymar y Messi fueron capaces de crear espacios y ocasiones, mientras en defensa, Alves y Alba fueron incapaces de parar las internadas de Pastore y Lucas Moura. Pero no sería justo culpar a un jugador en concreto por la derrota ante el PSG, el Barça no estuvo bien como equipo y eso es lo más preocupante.

El miércoles fue el turno para el Atlético de Madrid y el Real Madrid. Los rojiblancos tuvieron que lidiar contra un hueso duro de roer. Llegaba al Calderón la Juventus de Turín, con Buffon imbatido en la portería y un equipo conjuntado y rocoso que apuesta por un planteamiento casi idéntico al del Atlético. Parecía un partido destinado al 0 a 0 hasta que Arda Turan frotó la lámpara de genio y consiguió desencallar con su gol un partido tosco y pesado. La victoria da aire al Atlético de Madrid y le mantiene con las opciones intactas para ser primero de grupo y pasar a la siguiente fase. A pesar de haberse desprendido de sus jugadores fundamentales, el equipo de Simeone mantiene el mismo espíritu que el año pasado. Jugar, luchar, pelear y ganar.

Por último, el Real Madrid consiguió ganar al débil Ludogorets en un partido mucho más complicado de lo que se suponía. El Madrid llegó a Bulgaria con la idea de hacer rotaciones y dar descanso a algunos titulares pero al final tuvo que salir Benzema para desatascar un partido que el Madrid estuvo a punto de perder. Ancelotti no consigue solventar las lagunas defensivas del equipo, que quedan camufladas por su eficacia goleadora, pero que no podrá disimular el día en que se enfrente a un equipo con jugadores más determinantes. Al final, consiguió llevarse los tres puntos de Bulgaria y gracias a la derrota del Liverpool en Basilea, el Madrid lo tiene todo de cara para conseguir la primera plaza de  grupo. Aunque nunca debemos olvidar, que la Champions, está llena de sorpresas. 

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