Mucho ha llovido desde que España alcanzara la gloria en la final del Mundial de Sudáfrica el año 2010. Ese día Iker Casillas volvía a demostrar, como tantas otras veces, porque era considerado uno de los mejores porteros del mundo. Todos los españoles recuerdan su mano a mano con el holandés Robben, que Iker consiguió salvar con el pie, para evitar que Holanda ganase la Copa del Mundo. Ese día el gol de Iniesta y la parada de Iker dieron a España su primera corona mundial.
Pero todo cambió con la llegada de Mourinho al
Santiago Bernabéu. Y es que bien es sabido que la relación entre Mou y Iker
nunca fue para lanzar cohetes, hasta el punto que el técnico portugués llegó a
dar la titularidad a Adán para poder dejar a Casillas en el banquillo. Fue allí
cuando empezó el declive de un hombre que hasta el momento nadie había
cuestionado nunca. Luego, en contra de lo
que muchos pudieran pensar, la llegada de Ancelotti no devolvió a Casillas los
galones que tenía antes de la llegada de Mou, y Casillas jugó sólo la Copa y la
Champions, siendo Diego López el portero titular en la Liga.
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