Con el levantamiento de la sanción FIFA y
la posibilidad de que Arda y Aleix puedan jugar y participar en los partidos
del conjunto azulgrana, Luis Enrique recupera algo que no tenía: el banquillo.
La posibilidad de echar la vista a un lado y poder sacar jugadores que cambien
las cosas, que aporten algo nuevo al juego del equipo para desatascar
determinados partidos que se complican más de la cuenta. Hasta ahora, el
banquillo del Barcelona era un desierto similar al del Sahara, plagado de
defensas (Mathieu, Vermaeleen, Bartra y Adriano), un solo mediocentro (Sergi
Roberto) y dos delanteros (Munir y Sandro), además de Ter Stegen o Bravo. De
todos ellos, sólo Sergi Roberto ha demostrado capacidad para cambiar y alterar
partidos de forma positiva.
Como consecuencia, Luis Enrique raramente ha hecho los
tres cambios en un partido si esté no estaba decidido, y alguna vez que lo ha
hecho, ha sufrido desastrosas consecuencias. Por ello, la posibilidad de
alinear a Arda y Aleix trae un aire fresco más que necesario al conjunto culé.
Dos jugadores polivalentes que pueden jugar hasta en dos o tres posiciones
distintas y que darán descanso, competitividad y recursos a un equipo titular
con demasiados minutos por el momento de temporada en el que estamos. Arda
puede hacer de interior y de extremo, mientras Aleix puede hacer de lateral,
interior y extremo. Cuando Lucho mire al banquillo ya no verá sólo arena, ahora
tendrá un bonito oasis en el que encontrar soluciones.
Pero el técnico asturiano, lejos de contentarse con
las buenas noticias quiere más. Y hace bien. Le falta una pieza, un jugador que
pueda hacer el rol que hacía Pedro la temporada pasada, alguien que dé descanso
al fabuloso tridente atacante y no desentone como lo hacen Munir y Sandro. Y es
que una de las claves de la temporada pasada fue que Luis Suárez, Neymar y
Messi llegaron frescos al final de la temporada, al momento en que se juegan
las finales y los partidos clave. Luis Enrique sabe que allí estuvo gran parte
del éxito y por ello ha pedido la llegada de Nolito.
Nolito estuvo en el Barcelona B bajo las órdenes de
Lucho y también fue entrenado por el técnico asturiano cuando Luis Enrique
entrenaba al Celta de Vigo. Se conocen bien y de hecho, cuando mejor ha rendido
el jugador gaditano ha sido bajo sus órdenes. Es un jugador con gol y calidad
suficiente para dar descanso a la MSN y su llegada sería una bendición para el
Barcelona, pues le permitiría regular mejor los esfuerzos y tener una plantilla
todavía más completa. Aun así, la economía del club no está para muchas
alegrías y el Celta no está dispuesto a deshacerse del jugador por cualquier
precio. Además, la salida de Augusto al Atlético de Madrid ya ha sido un duro
golpe para el conjunto de Vigo que no quiere perder otro puntal del equipo a
mitad de temporada.
Parece difícil, pero todavía hay tiempo para que el
Barcelona consiga hacerse con la pieza que le falta.
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