Acabó el derbi de Cornellá El Prat con un empate a cero que para el Espanyol
sabe a victoria y para el Barcelona más bien a derrota. El partido de los
periquitos fue muy serio, intenso y metódico, mientras el Barcelona no jugó con
la intensidad que el encuentro requería. Los azulgranas ya han empatado tres de
los últimos cuatro partidos en Liga (Valencia, Deportivo y Espanyol); el equipo
de Luis Enrique haría bien en revisar sus últimos resultados pues parece que el
equipo empieza a caer en una cierta autocomplacencia. Se saben tan superiores
que no se molestan en demostrarlo.
Después del pitido final ha empezado la ya clásica cantinela culé
quejándose de que el Espanyol siempre juega mejor contra el Barcelona que contra
el Madrid. Y no les falta razón. El dato más revelador es el 0-6 que el
conjunto blanco consiguió en Cornellá El Prat hace pocos meses. Es un hecho que
la motivación del Espanyol no es la misma cuando juega contra unos que contra
otros, pero no entiendo porque algunos se quejan de ello. El Betis tampoco
juega contra el Sevilla con la misma intensidad que lo hace contra el Sporting
o Las Palmas y los aficionados sevillistas nunca se han quejado de ello. Los
derbis son partidos especiales en los que siempre hay una motivación distinta que hace que la intensidad y la concentración sean de un nivel superior. Y a
quién no le guste, mala suerte.
Si el Barça no ha conseguido igualar esa punta de intensidad del Espanyol,
sus aficionados (entre los cuales me incluyo) no deberían quejarse de que
contra el Madrid el Espanyol lo haga peor, porque eso es sólo una excusa de mal
perdedor. Lo que tiene que hacer el conjunto azulgrana es empezar a plantearse
porque cada día juega con menos intensidad, esperando ganar los partidos más
por nombre que por juego, mientras el Espanyol haría bien en intentar jugar
igual contra todos los equipos de la Liga. Y es que así, a ambos equipos les
iría mejor.
2 Comentarios
No es peor o mejor. Es no jugar contra uno, y apalear al otro. O sea, prostitución deportiva.
ResponderEl Espanyol ha aprovechado la permisividad del árbitro que dejaba jugar al límite. Quizás se deberían revisar algunos criterios arbitrales para clarificar que es intensidad y qué es agresividad. Pero lo cierto es que han sabido aprovechar que el árbitro era muy permisivo.
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