Después de años defendiendo dos estilos de
juego bien distintos, los
aficionados del Barça y del Real Madrid acabaron el Clásico del domingo sin
tener muy claro que estilo defender. En la batalla estilística entre los dos
clubes más grandes del mundo, el Barcelona siempre ha parecido ir un paso por
delante, con un estilo respaldado por una multitud de títulos y el éxito de la
Selección Española, que lo imitó con una perfección similar a la que los
falsificadores de arte usan para hacer sus obras. Y es que con un estilo
respaldado en el toque y la posesión del balón, el Barcelona ha conseguido los
mayores éxitos de su historia. Por ello, no es de extrañar que el pasado
domingo cuando el Real Madrid era por momentos el dueño de la estadística de la
posesión, más de un culé estuviera a punto de hacerse el “harakiri” aunque su
equipo estaba ganando el partido.
Por contra, los seguidores del Real Madrid defienden su estilo con argumentos como la velocidad de su juego, la pegada de sus puntas, la
lectura de los espacios y en resumen, el fútbol directo que tantas alegrías ha
traído a los aficionados blancos. Su estilo se llevó a la máxima expresión en
las semifinales pasadas de la Champions League, en las que apabulló al Bayern
de Múnich de Guardiola, el gran artífice del estilo que defiende el Barcelona,
en dos partidos que nos dejaron boqui abiertos ya que nadie esperaba una
victoria blanca tan contundente.
Sin embargo, en el Clásico del Camp Nou no
vimos nada de estos estilos defendidos a ultranza por sus respectivas aficiones.
Mejor dicho, los vimos, pero en manos del rival. El Barça jugaba como el Madrid
y el Madrid, como el Barça. Los blancos eran los dueños del balón y los que
creaban fútbol a través de sus mediocentros, sin embargo no encontraban
espacios y se desesperaban con la falta de pegada de sus delanteros. Mientras,
el Barcelona llegaba con contragolpes y hacía gala de su pegada en el área contraria,
pero tenía problemas para tener el balón
y dejar que pasaran los minutos como tantas otras veces había hecho cuando juega
con el marcador a favor.
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Y es que el domingo vimos el Clásico de los
estilos cambiados, el del Barça haciendo de Madrid, el del Madrid haciendo de
Barça, el Clásico que hace inútil tantas discusiones y defensas de un estilo u
otro, y es que nos han dejado huérfanos de estilo al que defender, porque ahora
el Barça quiere parecerse al Madrid, y el Madrid, al Barça. Menudos impostores.
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