Paul Pogba es el jugador del momento. Su
físico, su talento y juventud lo han convertido en una de las perlas del
próximo mercado de fichajes y las
noticias sobre cuál será su futuro ya han empezado. En toda la rumorología entorno
a su próximo destino, es un secreto a voces que la Juventus de Turín no pondrá trabas a su salida. Filosofía
italiana, la pasta es la pasta.
Es por ello que el mediocentro
francés lleva tiempo ocupando las portadas de los diarios deportivos, y en
especial de los españoles, lo cual nos advierte de que ha empezado una nueva
lucha entre Barça y Madrid para fichar a un jugador. En este sentido, el Barcelona no quiere que
se repita un nuevo caso Neymar. Aunque el brasileño acabo fichando por el
conjunto azulgrana, su contratación ha traído demasiados disgustos. El club
catalán tuvo que tirar de ingeniería financiera para arrebatárselo al Madrid y
ha acabado pagando las consecuencias. Y es que el fichaje de Neymar anda de
momento con la Fiscalía del Estado pidiendo más de 7 años de cárcel para el
expresidente Sandro Rosell, y más de dos para el actual presidente Bartomeu, por delitos fiscales en la contratación del jugador brasileño. Casi nada.
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Con la intención de no repetir errores del
pasado, el Barcelona se ha hecho recientemente con los servicios de Ariedo
Braida. El ex director general del Milán ha recalado en el F.C.Barcelona con
la intención de conseguir el fichaje de Pogba. Braida es un hombre con
experiencia en el Calcio y que conoce a la perfección a los dirigentes del fútbol
italiano, su contratación sólo se entiende como un movimiento estratégico, para poder conseguir que en un
futuro la joya francesa acabe jugando en el Camp Nou. Y aquí es cuando más de
uno se preguntará porque el Barcelona necesita a Braida, si ya sabe qué jugador
quiere contratar. La respuesta está en
la figura del siempre excéntrico representante de jugadores Mino Raiola, también
representante de Pogba. Bien es sabido que el representante más
polémico del fútbol no tiene una gran relación con el Barcelona, ya que las
experiencias previas entre ambas partes nunca fueron buenas. Sus relaciones se
empezaron a romper el día en que Ibrahimovich, del cual también es
representante, se fue por la puerta de atrás del conjunto azulgrana. Desde entonces, Raiola nos ha dejado
algunas perlas sobre el Barça cómo “Guardiola es una mierda como persona pero
un gran entrenador” o “Ibrahimovich se quiso vengar del filósofo fichando por
el Madrid”. Pero el destino ha querido que sus
caminos se vuelvan a cruzar. Y es que con las
elecciones en el club azulgrana a finales de verano, Bartomeu no está
dispuesto a que Raiola ni nadie le quite la que puede ser una de sus mejores
bazas electorales para volver a ser presidente del Barcelona. El fichaje de
Pogba le aseguraría un gran puñado de
votos, que por ahora, o al menos eso dicen las encuestas, no tiene. La
figura de Braida será fundamental para tratar de convencer a Juventus, jugador, e incluso representante, de que el Barcelona es la mejor opción.
A todo ello, Raiola ya se ha encargado de tasar
al jugador en 100 millones de euros.
Por pedir, que no falte. Y al otro lado del tablero está el Real
Madrid, tranquilo y relajado, esperando a ver cómo termina la temporada
para determinar qué cantidad de dinero tiene que gastarse. Si las cosas acaban
bien para los blancos, quizás fichar a un crack como Pogba no sea necesario,
pero si la temporada acaba torciéndose y el Madrid la acaba de vacío, dar por seguro
que Florentino se lanzará a por el francés para contentar a sus socios. Y aunque
Raiola tampoco es amante del club blanco, todos saben que si de él depende
venderá el jugador al mejor postor. Ya lo hizo una vez, cuando Pogba jugaba en el equipo de reservas del Manchester United y acababa contrato. Sir. Alex Ferguson le ofreció una plaza en el primer equipo y una buena
oferta para que renovará, pero la Juventus ofrecía una cantidad similar y le daba 1 millón de
euros a Raiola por la operación. Obviamente, no hubo discusión, Pogba se fue a
la Juventus. Veremos ahora donde acaba la perla francesa. El culebrón está
asegurado.
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