Si os gusta el fútbol y
también leer estáis de enhorabuena pues Philip Kerr ha iniciado una saga de
novela negra ambientada en el mundo del balompié. El autor es un escritor escocés
de éxito y con mucho oficio. Se consagró en el mundo literario en 1989 cuando
publicó Violetas de marzo, con la que inició una serie de thrillers
ambientados en la Alemania nazi y cuyo protagonista es Bernhard Gunther.
También ha publicado una novela futuristas de corte criminológico, Una
investigación filosófica, y varias obras para jóvenes. Además colabora con
Sunday Times, Evening Standard y New Statesman.
El protagonista de la nueva
saga es Scott Manson, un exfutbolista mulato que en las dos primeras novelas ejerce
de entrenador del London City, club de fútbol imaginario aunque inspirado en el
Chelsea: está ubicado en la capital inglesa y su presidente es un
multimillonario ucraniano que recuerda al todopoderoso Román Abramóvich.
Scott Manson es un personaje
peculiar. Culto y rico gracias a su familia, pasó por la cárcel al ser acusado
injustamente de violación. Esta caracterización le convierte en un candidato
ideal para investigar determinados acontecimientos relacionados con el club que
dirige. En la primera entrega, Mercado de invierno, debe descubrir al
asesino del anterior entrenador del London FC, Joao Gonzales Zarco, que guarda
gran parecido con Jose Mourinho. En la segunda, La mano de Dios, se
ocupa de la muerte de una prostituta a la que se relaciona con uno de sus jugadores.
Se han anunciado ya un nuevo título para noviembre de este año: Falso nuevo.
El gran mérito de las dos novelas
referidas es la recreación del mundo del fútbol. En ellas se abordan los
tópicos más controvertidos del deporte rey: la homosexualidad de los
futbolistas, la prostitución, las drogas, los sobornos, las giras y los
horarios disparatados, el racismo y el fanatismo de los hinchas, el abuso de
las redes sociales y las escuelas de balompié, por poner sólo algunos ejemplos.
Pero además se recrea de forma muy realista este deporte. El hecho de que se
adopte la perspectiva de un entrenador de fútbol constituye un acierto porque
nos permite redescubrir un nuevo mundo que creíamos ya conocido. Resulta muy
interesante la recreación de la relación de Scott Manson con sus futbolistas
(adolescentes de veintitantos años, con más dinero que el que nunca pudieron
imaginar), con los agentes de éstos, con los medios de comunicación y con los
directivos.
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