Puyol es Puyol

Cuando Puyol anunció su retirada hubo muy pocos sorprendidos. Desde hace tiempo, sus problemas de rodilla hacían prever que este sería su último año. El día de su renovación ya advertía que si renovaba con el Barça era para jugar y estar bien. Por ello, cuando anunció la rueda de prensa todos sabíamos que se iba. Puyol es hombre de palabra.

Durante estos días, pocos se han preguntado cómo un jugador del estilo de Puyol ha conseguido triunfar en el Barça. A Zubizarreta le cuesta Dios y ayuda encontrar un central perfil Barça y resulta que Puyol, el mejor central del Barcelona en toda su historia, tiene una salida del balón pésima y mide un metro setenta y ocho. Ni alto ni bajo, ni rápido ni lento y con un toque de balón más propio de un club inferior. Sin embargo, ha sido el mejor.

Volvamos atrás. La historia de Puyol en el Barça no empezó el día en que debutó. Comenzó el día en que decidió triunfar en él. El día en que decidió no irse del Barça aún sabiendo que no contaban con él. Su voluntad y determinación han marcado su carrera, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Lo fácil habría sido irse. Esa misma voluntad que tuvo para seguir es la que le ha permitido saltar más alto (aún siendo más bajo) y correr más rápido (aún siendo más lento). Puyol refleja a la perfección el querer es poder. 

Puyol es Puyol, gritaba el mítico locutor de radio Joaquim María Puyal, cuando se elevó por encima de todos para romper el cielo del Santiago Bernabéu y marcar el 1 a 2 del mítico 2 a 6 contra el Real Madrid. No hay frase ni artículo más simple que pueda explicar quién es Carles Puyol.

Puyol es Puyol.