Sin embargo, a pesar del trauma vivido en
el Madrigal aquella noche, aquél
Villarreal consiguió cautivar a
toda Europa con su fútbol alegre
y veloz. Comandado por Pellegrini en la banda y Riquelme en el campo, eliminó al
Glasgow Rangers en octavos y al Inter de Milán
en cuartos de final. Se clasificó como primero
de un grupo conformado por el
Manchester United, Benfica y Lille. Sin
duda, el himno de la
Champions sonó mucho más de lo esperado en el Madrigal.
Siguiendo
con sus andaduras europeas, en la temporada 2009-20010 jugó la Europe League, aunque
quedó eliminado en dieciseisavos de final por el Wolfsburgo. En la siguiente temporada (2011-2012) volvió a jugar Europe League pero fue eliminado de nuevo, esta vez en semifinales por el Oporto de Falcao,
quién más tarde se coronaría campeón.
La última
vez que jugó en Europa fue durante la temporada 2011-2012, cuando consiguió clasificarse de nuevo
para la Champions League. Sin
embargo, su actuación distó
mucho de la conseguida en la temporada 2005-006. Su bagaje fue
tan pésimo que en la
fase de grupos consiguió 0 puntos, lo que sólo fue un preludio de lo
que se le venía encima al submarino amarillo, pues esa misma temporada, en una última
jornada fatídica, el Villarreal descendió al infierno
de Segunda.
Sin embargo, ante todo pronóstico, el Villareal ha sabido hacer virtud de su
desgracia, y con Marcelino al frente ha
conseguido, en la temporada posterior a su descenso, volver a Primera División. Marcelino, quién
sigue siendo el entrenador ahora en Primera, ha recuperado el juego vertical y la
rapidez en ataque, mientras que el trabajo táctico defensivo sin balón es todo un espectáculo. Ataca bien y defiende mejor, con todos los
hombres implicados en tareas defensivas. La vuelta a los orígenes le ha devuelto la vida a un equipo que nunca debió perder la esencia que un día trajo Pellegrini.
Todo ello,
sumado a la buena gestión de la familia Roig, ha devuelto al Villarreal al lugar del cual nunca
debió moverse. Este año, luchando
por volver a entrar a Europa, promete dar guerra y sobretodo buen fútbol. No hay duda, ha vuelto el submarino.
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