Estelados y estrellados

Se habrán enterado ya ustedes de que el Gobierno Español ha prohibido que los aficionados del Barcelona y del Sevilla, pues siempre puede haber algún despistado, muestren la bandera estelada durante la final de la Copa del Rey. También se habrán enterado de que el presidente de la Generalitat se ha indignado con la medida y no asistirá a la final, y lo mismo hará la alcaldesa de Barcelona. El presidente del Barcelona todavía se lo está pensando y valorando cuál es su nivel de indignación.


Por un lado, sorprende que algunos se sorprendan de que el Partido Popular haga tal prohibición. Tiene sentido que un partido que ha aprobado la Ley Mordaza, una ley que atenta contra uno de los derechos humanos más importantes para cualquier sociedad democrática como es el derecho a la libertad de expresión, prohíba la exhibición de banderas. Tan antidemocrática es la ley Mordaza que si ahora España tuviera que pedir su admisión a la Unión Europea le sería denegada por tener esta ley en su legislación. La ley se aprobó el 23 de Marzo y entonces sí que era el momento de hacerse los sorprendidos. Por otro lado, sigo sin entender porque cuando el Barcelona juega una final tienen que ir a verla el Presidente de la Generalitat y la alcaldesa de Barcelona. Lo mismo le diría al señor Rajoy que ya ha anunciado que irá a Milán para ver la final de la Champions League. Que se queden en casa viéndola por la tele, se ahorren un dinero público, y de paso dejen plaza a los socios que después de pagar cada mes su cuota se quedan sin poder ir porque no les ha tocado una entrada en el sorteo.

Lo que ya no sorprende es el uso político al que nuestros queridísimos políticos tienen sometido al deporte, y en concreto al fútbol. Y aquí entran políticos de derechas, de izquierdas, de centro y de todos los lados posibles. Sólo hace falta recordar al señor Puigdemont nombrando a Piqué en medio de un pleno de la Generalitat de Cataluña. No sólo cito una frase suya, sino que ensalzó la figura del futbolista. En concreto dijo:

"Citando no a un poeta, sino a un gran futbolista catalán, solo diré una cosa: Gracias Tribunal Constitucional, contigo empezó todo"

Con todo el respeto del mundo a Gerard, creo que hay mejores ejemplos para poner en medio de un pleno de la Generalitat. Luego Piqué te dirá que no se acuerda y tendrás montado el lío. Ironías aparte, entre los políticos catalanes, sobretodo en estos últimos años de gloria azulgrana, ha nacido la costumbre de hacer suyos los éxitos culés.  Lo mismo ha sucedido en España con los éxitos de la Selección Española, y es que a un político nunca le falta tiempo para hacerse una foto con los campeones de turno. Su exhibicionismo es tal que algún niño llega a preguntarse de donde ha salido ese jugador y porque no va vestido de chándal.

El uso político del fútbol para conseguir más votos es un denominador común en nuestra democracia, y ahora que vienen otras elecciones, la decisión de las esteladas no tiene otro objetivo que el de conseguir más escaños en el Congreso de los Diputados. Mientras, los otros  se hacen los indignados y esperan a que el Barcelona gane para hacerse la foto de rigor y seguir apropiándose de éxitos que no son suyos.

Todo ello es una muestra más de la incompetencia política en la que estamos sumidos desde hace años. No es casualidad que siempre acabemos yendo a votar pensando en cuál será el menos malo.  Pero yo no les pediré que mejoren, porque eso ya lo veo imposible, pero sí que dejen en paz al fútbol, que es de lo poco que funciona en este país. 
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