Crónica de una muerte anunciada

Finalmente, se estiró tanto de la cuerda que, por elástica que ésta fuera, se rompió. Estalló más bien. El intocable Nuno ha dejado el Valencia. Aunque no ha quedado claro si ha sido por voluntad propia o por despido, parece que la realidad se aproxima más a la segunda opción, ya que el club ha negociado con él un finiquito que, de haber dimitido el técnico, no habría sido necesario. Según los medios valencianos, el magnate Peter Lim le habría demandado que renunciase él para evitar mayores problemas.

Como ya dijimos hace un mes, Nuno había perdido toda la simpatía de Mestalla. Negredo fue marginado en la grada hasta el último día de estada de Nuno, llegando incluso a verse obligado a viajar a Bélgica para ser descartado y ver el partido de Champions desde la grada. El Valencia, además, perdió ese partido contra el Gante sin conseguir conectar una buena jugada en todo el encuentro. Para rematar, Nuno lanzó un dardo a Negredo en rueda de prensa al final del encuentro, diciendo que nunca había dejado de contar con los que le demostraban que querían estar. El delantero vallecano le pidió explicaciones en público en el siguiente entrenamiento, explicaciones que el portugués se negó a dar. Por su parte, De Paul estuvo dos meses más sin jugar, sin explicación aparente para alguien que rebosa calidad por sus botas.

Nuno acumuló tantos puntos negativos que dejaron de caberle en los bolsillos y sus miserias quedaron al descubierto. La marginación de dos predilectos de la grada, la continua apuesta por jugadores de Mendes que ni están ni se les espera, los nefastos resultados y sus sorprendentes decisiones fueron un peso demasiado grande, que ni un 1-5 en casa del poderoso Celta pudieron paliar.

Sus últimos coletazos fueron desquiciantes, parecía que empezaba a perder el norte. Partido en casa del Zenit de San Petersburgo, con la clasificación para los octavos de Champions en juego. Ante la acumulación de bajas, Nuno dejo a Rodrigo de Paul en el banquillo para dar entrada a Rafa Mir, delantero del juvenil que entraba por primera vez en una convocatoria del primer equipo. El representante, Jorge Mendes. Evidentemente, fue un fracaso. El Valencia perdió inevitablemente y, para mayor inri, Nuno parecía empeñado en querer cabrear a la afición con sus excusas. Llegó a decir que la expulsión de Vezo había condicionado el resultado, cuando dicha expulsión llegó en el minuto 82, ya perdiendo 2-0, resultado que no se movió. Una excusa muy pobre.

Pero ante el Sevilla lanzó el chorro de agua que colmó el vaso: sin motivo aparente, dejó en el banquillo a Jaume para poner a Ryan, al fin recuperado de su lesión. Las grandes actuaciones precedentes de Jaume, unidas a las cantadas de Ryan antes de lesionarse, convirtieron en auténtica indignación lo que debía ser un enfado. Nuevamente, Ryan es jugador de Mendes, Jaume no. Lo peor, no obstante, estaba por venir. El equipo jugó el partido más malo que se recuerda en muchos, muchos años. Ni un córner, ni un chute a puerta, ni un chute fuera. Dos expulsiones, que hacían sumar tres en cuatro días si contamos la de Champions League. Los jugadores ya no creen en Nuno, la afición hace tiempo que dejó de reírle las bromas. Para poner la guinda, en el minuto 94 de la prórroga, con un inexplicable 1-0 en el marcador (pudieron caer 4 o 5) y una falta al borde del área para el Valencia, Nuno no permitió a Ryan que subiera a rematar la falta. Era el final del tiempo añadido, el equipo che tenía dos jugadores menos, encontrándose en inferioridad en el área del Sevilla, perdía por la mínima, y Nuno decidió que Ryan no debía subir. No fuera a ser que todavía marcara. En fin, Nuno se fue y aplicó durante la semana aquella máxima de “para lo que me queda en el convento, me cago dentro”. Su marcha fue la más celebrada desde la de Ronald Koeman, que apartó a los líderes del equipo y lo condenó a un descenso que sólo pudo evitarse con su destitución.

Tras prometer que se ficharía a un entrenador contrastado, Peter Lim anunció el miércoles 2 de diciembre la contratación de Gary Neville, a quien le acompañará su hermano Phil Neville como segundo. Para la afición ha sido un chasco. A pesar de haber sido una leyenda como jugador, se ha fichado a alguien que nunca ha entrenado a un equipo, que no sabe español, y que nunca jugó en la Liga española. Además, es conocido públicamente que los hermanos Neville tienen negocios conjuntos con Lim en Inglaterra, donde comparten acciones en algunas sociedades.

Otro mal inicio. Sin embargo, borrón y cuenta nueva. Los aficionados se tomarán con paciencia la labor del nuevo entrenador, esperando a ver si el magnate asiático ha fichado a Neville porque le ve auténtico potencial como técnico, o por ser otro más de sus amigos. Empezará fuerte Gary su estancia en el banquillo, en el partido de Mestalla ante el Lyon, de obligatoria victoria para lograr una clasificación a octavos que ya no depende del propio Valencia.


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