Dicen que la ficción siempre supera la realidad. A veces es
difícil de creer, pero el tiempo acostumbra a confirmar el dicho. Y es lo que
puede suceder con el tema que les presento: la adquisición de los derechos de
imagen de Cristiano Ronaldo por Peter Lim, el presidente en la sombra del
Valencia FC.
En 2003 Ferran Torrent, novelista valenciano, vividor
entrañable y uno de mis escritores favoritos, publicó Especies protegidas: un retrato esperpéntico de un empresario, Juan
Lloris, que accedía a la presidencia del Valencia para hacerse un nombre dentro
de la sociedad che. Es una novela muy
divertida que, junto a Sociedad limitada
y Juicio final, conforman una
trilogía memorable sobre la fauna de la ciudad del Turia. Pues bien, la
situación actual de este club y su futuro próximo pueden reducir la sátira de Torrent
a un cuento para niños.
Peter Lim es un empresario de Singapur con
una fortuna personal calculada en 2400 millones de dólares. Hijo de un
pescador, trabajó como taxista y camarero para pagarse los estudios de
contabilidad en una universidad australiana. Se convirtió en corredor de bolsa
de inversores indonesios y devino la octava fortuna de Singapur. Intentó
hacerse con el Liverpool y el Glasgow Rangers sin conseguirlo. A principios de
2014 aterrizó en el Valencia CF. El club se encontraba en una crisis económico
y social galopante y su presidente ejecutivo, Amadeo Salvo, buscó un “príncipe
azul” que aportara el capital necesario para reflotar la entidad deportiva. Y
lo encontró en este empresario asiático, que prometió una inversión de 100
millones de euros (no se trataba de una donación -como pensaban algunos aficionados
ches- sino un préstamo que el club
tendrá que volver con intereses).
El señor Lim se rodeó de una corte de
personas fieles que al principio convivieron con la estructura existente en el
club. Para hacer un proyecto ilusionante, se asoció con Jorge Mendes, el
omnipresente agente portugués de futbolistas del que ya hablé en "Third party
ownership". La asociación pronto fructificó y
llegaron al Valencia futbolistas de la productiva factoría Mendes (André Gomes,
Otamendi, Mustafi , Enzo Pérez, Joao Cancelo etc.), así como el entrenador Nuno
Espirito Santo. Al final de la primera temporada, los resultados avalaron al
tándem Lim-Mendes: el Valencia acabó cuarto en la Liga y jugará la Champions el
próximo año.
El inicio del verano no sólo ha traído
el calor a Mestalla sino también la guerra. A raíz de la posibilidad de
contratar al enésimo jugador representado por Mendes, Rodrigo Caio, Amadeo
Salvo y Francisco Rufete -director deportivo- han abandonado el club, lo que
deja el camino libre para el clan del “superagente” portugués, que cada vez se
hace más fuerte en el Valencia. Mientras tanto, el señor Lim continúa haciendo
negocios. El último movimiento del que se hace eco la prensa española es la
adquisición de los derechos de imagen de Cristiano Ronaldo, el crack del Real
Madrid. Y es aquí donde quería ir a parar, pues hay un conflicto de intereses
evidente que necesita una solución para evitar que se adultere la competición.
Como propietario de los derechos de imagen de Cristiano, al señor Lim le
interesa que éste triunfe; que haga goles, gane partidos y campeonatos y le den
todos los balones de oro posibles. ¿Qué pasará cuando el astro portugués juegue
contra el club ché? El empresario asiático tendrá el corazón dividido, sin
lugar a dudas. Y como es un hombre íntegro no caerá en la tentación de llamar a
su entrenador para darle algunos "consejos". Recuerden que Nuno
Espirito Santo comparte agente con CR7; agente que es socio del señor Lim ...
Para acabar de enredar más la madeja, el magnate asiático no es el presidente
del club. A pesar de tener la mayoría de las acciones, tuvo la “prudencia” de
poner al frente de la entidad a una de sus personas de confianza, la señora Lay
Hoon Chan.
Como el Valencia CF es una sociedad
anónima deportiva, debemos intentar buscar una solución en la Ley de Sociedades
de Capital (LSC). Pero los resultados son decepcionantes. Es cierto que esta
norma dedica diversos preceptos a evitar el conflicto de intereses. Así, el artículo
190 de la LSC no permite a los socios ejercitar su derecho de voto en
determinados supuestos de conflicto. El artículo 224 ordena a la junta general
cesar a los administradores cuando sus intereses colisionen con la compañía. Y,
en la misma situación, el artículo 228 les prohíbe tomar parte en las
decisiones que puedan afectarles. No obstante, hay dos circunstancias que
neutralizan la eficacia de estos preceptos en el caso que nos ocupa. La primera
es que el conflicto de intereses entre el empresario asiático y el club che no es estructural si no coyuntural,
lo que limita la aplicación de algunos de los preceptos referidos. El conflicto
sólo se produce cuando el Valencia y el Real Madrid jueguen entre sí, lo que
sucederá sólo dos veces al año, salvo que coincidan en la Copa del Rey o en la
Champions. La segunda circunstancia es que el señor Lim no es el presidente del
Valencia CF sino sólo un accionista. Eso sí, tiene un ascendente tan grande
sobre la presidenta que se podría considerar que hay un supuesto de personas
vinculadas (artículo 231 LSC). Pero tampoco serviría de mucho dado que, como
mucho, se le impediría votar en la junta o participar en las reuniones del
consejo de administración cuando se aborden temas sensibles. Y no es
precisamente en estos órganos sociales donde el magnate singapurense ejercería
–si fuera deshonesto, que a buen seguro no lo es- su influencia sobre su
entrenador o jugadores.
Ante esta situación, cabe esperar que
las autoridades deportivas actúen. Sin embargo, la coyuntura actual nos invita
a esperar sentados. Por lo que a España se refiere, los presidentes de la Real Federación
Española de Fútbol, Ángel María Villar, de la Liga
de Fútbol Profesional, Javier Tebas, y del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, están enzarzados en
una batalla personal que, amén de vergonzosa, tiene paralizadas las
Instituciones. La FIFA se halla inmersa en un escándalo de corrupción que ha
comportado la detención de siete de sus miembros y que ha obligado a dimitir a
su presidente, Joseph Blatter –o, como sugiere Jesús Mota, a opositar a director Spectra,
la organización criminal a la que se enfrentaba James Bond-. ¿Y la UEFA? Pues
tras sancionar al Barcelona por las banderas independentistas que ondearon en
la final de la Champions, se rumorea
que su presidente, Michel Platini, está ocupado planeando el asalto al trono de
Blatter.
2 Comentarios
Estoy de acuerdo en la mayor parte del artículo, pero creo que el problema con los Valencia-Madrid no alcanzará tales magnitudes. En mi opinión, Peter Lim deseará que Ronaldo marque 70 goles en liga este año, pero eso implicará que Cristiano esté en forma todo el año y reparta sus goles a todos los equipos posibles. En cambio, el Valencia juega en una liga complicada en la que compite de forma directa con Atlético, Sevilla y Villarreal, y 3 o 6 puntos más en liga pueden ser decisivos para su clasificación final.
ResponderCreo que, si fuera Lim, mi corazón estaría con el Valencia en estos cruces de intereses, ya que es donde tiene la inversión más fuerte y será más favorable también a largo plazo que gane varios puntos el Valencia a que Ronaldo engrose sus cifras un poco más. Y lo que veo imposible es que Lim llame a CR7 pidiéndole que juegue mal ese partido. El singapurense puede llamar, pero todos conocemos el ego del futbolista.
Alex estoy de acuerdo en que por ahora el conflicto no alcanzará tales magnitudes pero esta claro el conflicto de intereses en el fútbol es un fenómeno que va más, sobretodo desde la entrada de los fondos de inversión. Veremos como las instituciones, principalmente la FIFA y la UEFA, acaban reaccionando a esta situación.
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