En
la primera temporada de Carlo Ancelotti con el Real Madrid, el técnico italiano
consiguió construir un equipo equilibrado y conjuntado, con una defensa segura
y un ataque demoledor. Sustentándose en sus grandes estrellas, el Madrid era un
equipo con las virtudes necesarias para iniciar un ciclo de títulos y triunfos.
Y es que aunque el equipo inició la temporada de forma irregular y perdió
algunos partidos, los blancos fueron de menos a más y acabaron el año ganando
la Champions League y la Copa del Rey.
Esta nueva temporada el Real Madrid ha
vuelto a empezar mal. Algunos quieren ver en este inicio el reflejo del año
anterior, y confían en que cuando los títulos estén en juego, el Madrid ya
estará conjuntado y Ancelotti habrá dado con la fórmula correcta. Pero lo
cierto es que nunca dos años han sido iguales y este no tiene por qué ser una
excepción. Existen diferencias entre esta temporada y la anterior que ayudan a entender
porque el Madrid ha tenido un inicio tan convulso.
La más importante de todas, y a su vez
la menos comentada, es que ya no está en el club blanco Miguel Ángel Pardeza.
Si alguno de vosotros no sabéis de quién hablo, me refiero al EX director
deportivo del club blanco. Y escribo EX en mayúsculas para recalcar que ya no
lo es. Pardeza era un hombre tranquilo, discreto, alejado del foco mediático, y
se encargaba junto con Florentino y el entrenador correspondiente, del área
deportiva del club. Después de la consecución de la Décima, Florentino consideró
que ya no era necesaria esta figura y decidió destituirlo. En consecuencia, en
este mercado veraniego de fichajes, Florentino y Ancelotti han sido los únicos
responsables de las contrataciones que ha hecho el club blanco. Si bien, no
hace falta ser un iluminado para ver que Florentino Pérez ha sido el único hombre
encargado de la planificación y los fichajes, mientras Ancelotti se ha sentido
como un títere en manos del presidente.
Florentino ha estado durante el verano
como un niño de 15 años fichando y vendiendo, como si estuviera haciendo un
equipo de fútbol desde su mando de la Play. De aquí que se haya quitado al
Fideo, uno de los elementos claves del Madrid de la Décima pero que nunca fue
de su gusto, y haya fichado a James, que había hecho cuatro partidos buenos en
el Mundial y una temporada irregular con el Mónaco. Además se ha podido
deshacer de Xabi Alonso, un jugador que al presidente ni le iba ni venia, y con
el que se había deteriorado su relación desde que se pusiera del lado de Mourinho
en su guerra interna con Casillas.
Pero la marcha de Pardeza va mucho más
allá de las ansias de Florentino por volver a su niñez intercambiando jugadores
como si fueran cromos de fútbol. Tres de los cuatro fichajes del Real Madrid
esconden un interés particular y privado que nada tienen que ver con el fútbol.
Los fichajes de James, Keylor y Chicharito responden a necesidades
empresariales de la empresa del mismo presidente, ACS, una constructora dedicada a la construcción de grandes infraestructuras. La empresa de Florentino Pérez ha iniciado un plan de
expansión en América del Sud, donde existen miles de quilómetros sin construir,
y sus países empiezan a tener economías cada vez más potentes y desarrolladas
que exigen de nuevas y renovadas infraestructuras. Este es el caso de Colombia,
de donde viene James, un país en el cual se prevén hacer grandes obras públicas
en los próximos años. Lo mismo sucede con Costa Rica, lugar donde nació Keylor
Navas, y que es un resort turístico casi virgen. Sin embargo, el gran pelotazo
está en México, donde nació Chicharito Hernández. El mediático arquitecto
Norman Foster ha diseñado un nuevo aeropuerto para México DF, una obra valorada
en 9.000 millones de dólares y a la que sólo le falta una constructora para
iniciar el proyecto. Con la contratación de Chicharito, Florentino espera sumar
puntos para conseguir la adjudicación del proyecto.
Obviamente, el Real Madrid no es el
único club del mundo en el cual su presidente usa las influencias del club para
el bien de sus intereses particulares. Lo mismo pasa en el Barça, en el Chelsea
o en el PSG. Pero el caso del Real Madrid sobresalta más por el hecho de que el
club blanco tenía un equipo que podía marcar una época, y ahora, después del
mercado de fichajes, debe volver a construir un nuevo proyecto.
Florentino Pérez se ha cargado un equipo
que podía marcar una era de triunfos y títulos para poder mejorar la situación
estratégica de su empresa. Guste o no, el fútbol ha dejado de ser sólo un
deporte de once contra once y ha pasado a ser un negocio de influencias, dinero
y poder. Y en este tipo de fútbol, Florentino Pérez se lleva el Balón de
Oro.
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