Bendito plátano


Corría el minuto 75 de la segunda parte en el Madrigal, cuando Dani Alves se disponía a sacar un córner. El Barcelona intentaba remontar un partido que en ese momento perdía 2 a 1. Tal circunstancia se hubiera convertido en un hecho cotidiano del juego a no ser por el plátano que voló desde la gradería para caer justo delante del lateral brasileño. Ni corto ni perezoso, Dani lo cogió del suelo y se lo comió enfrente de todas las televisiones, radios y espectadores que estaban presenciando el partido en ese momento. 

La anécdota del plátano no fue a más hasta que Neymar lanzó una foto para sus miles de seguidores en las Redes Sociales con el hashtag #somostodosmacacos. En la fotografía salía él junto a su hijo comiéndose un plátano. Ello inició una campaña en contra del racismo que no hubiera ideado ni el mejor gurú del márquetin. O quizás sí, pues no ha quedado claro si el movimiento #somostodosmacacos estaba planeado o no.  Y es que desde la foto de Neymar, han salido tantos deportistas comiéndose un plátano que aquél que no lo haya hecho puede llegar a ser considerado sospechoso de comportamiento racista.


Sin embargo, os invito a no quedaros en los hechos y el movimiento (planeado o no) que se inició después gracias a la foto de Neymar y sus millones de seguidores. El incidente visto en El Madrigal nos conduce a una reflexión más profunda. Y la pregunta que la inicia es clara: ¿Qué hubiera pasado si Dani Alves no se hubiera comido el plátano?

La respuesta nos pone en frente de la verdadera realidad: Nada. Absolutamente nada. Al finalizar el partido hubiese sido un plátano en las basuras del estadio. No se hubiera escrito ningún artículo sobre el racismo en el fútbol, ni se hubiera tomado ninguna medida contra esta conducta. El comportamiento racista hubiera pasado totalmente inadvertido como tantas otras veces. Y es que no es la primera vez ni será la última que un inepto lanza un plátano desde la grada a un jugador por su color de piel. Sin embargo, es un tanto reprochable que un jugador se lo tenga que comer enfrente de todas las cámaras para que ya nadie pueda obviar estos comportamientos. Ya se sabe que ojos que no ven, corazón que no siente. Sin embargo, Dani hizo que se viera cuando todo el mundo miraba.

Y es que en este caso, cerrar los ojos sólo puede incrementar el problema. La UEFA los tuvo cerrados un buen tiempo hasta que inició la campaña RESPECT en contra del racismo y a favor del respeto en el fútbol. Ahora, luchar contra el racismo en los campos de fútbol se ha convertido en uno de sus grandes propósitos. Abramos los ojos.

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