El sábado
se jugará en el Camp Nou el Clásico de Cruyff. No hay partido más grande para
despedir a una leyenda tan inmensa. No será un adiós, sino un hasta pronto,
pues los más de 60.000 aficionados que se han acercado al memorial del Camp Nou
en plenas vacaciones de Semana Santa, demuestran que la figura de Johan está
más viva que nunca entre el barcelonismo.
Él fue el
hombre que cambió la historia del club, que demostró al Barcelona que se podía
ganar más a menudo y jugando mejor al fútbol. Él fue quién devolvió la ilusión
a una afición que ya no creía en el club de su vida, después de una década sin
ganar ningún título. Él fue también quién puso la primera piedra de lo que hoy
es el Barcelona. Y no sólo eso, también puso los cimientos, y de una manera
espléndida, pues hoy su idea de entender el fútbol esta más presente que nunca.
Genial fue
el gesto de Florentino Pérez acudiendo al Camp Nou para darle a Cruyff un
último homenaje, diciendo que hay personas que no deberían morir nunca y que
Johan era una de ellas. El detalle del presidente blanco fue una muestra más de
la categoría del personaje. Más allá de los colores, Cruyff era un hombre de
fútbol. Sin él, no podríamos explicar por qué hoy el fútbol es lo que es.
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