Por fin se conoce la condena a Leo Messi por defraudar 4,1 millones de euros. 21 meses de cárcel para él y su padre. Un caso que arrancó en 2013 y que, 3 años después está a punto de llegar a su fin. Queda el recurso que los Messi presentarán en el Tribunal Supremo.
Messi, un icono mundial, un futbolista único y admirado por muchos, ha sido declarado culpable y condenado. Antes, lo habíamos visto sentarse en el banquillo de los acusados y tuvo que escuchar como el Abogado del Estado le calificaba de "capo de una mafia". Quizá se ha querido demostrar con esto que la justicia es igual para todos. Que incluso alguien tan importante como Messi no se escapa de ella. Pero la conclusión que saco es la contraria. La justicia no es igual para todos. La persecución a la que ha sido sometido el argentino no tiene nada que ver con la tranquilidad con la que afrontan otros defraudadores procesos similares. Ha pagado por ser quien es. La agencia tributaria ha querido dar ejemplo con Messi y se han cebado con él. Y no hablo del juicio mediático. Eso va con el personaje.
Leía el otro día una noticia que me dejaba asombrado. Las filiales en España de Apple, Amazon, Ebay, Microsoft, Yahoo, Facebook y Google sólo pagaron 1,2 millones de euros a la Hacienda española en 2013. Entre las siete. Algunas incluso tienen las santas narices de declarar pérdidas. Trasladan el grueso de su facturación a otros países con mejores condiciones fiscales. Pero claro, es más fácil perseguir a Messi que meterse con los siete gigantes tecnológicos americanos. Unas empresas que facturan decenas de millones de euros anuales y que si hicieran las cosas como se deberían hacer, ayudarían a equilibrar los números de las arcas públicas.
Para finalizar, sólo les recuerdo un dato a los que griten a Messi y le insulten llamándolo "ladrón o defraudador". En 2014, Leo Messi pagó 53 millones a Hacienda y se convirtió en el mayor contribuyente de España. En siete años ha pagado más de 100. Un poco de respeto creo que se merece.
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